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Soy Majo Rivero, uruguaya, de la ciudad fronteriza de Artigas.
Gracias a la influencia brasileña aprendí mi segunda lengua, que es el portugués, y decidí, años más tarde y ya instalada en Montevideo, formarme como Traductora Pública de Portugués.

Mi primera experiencia como “viajera” fue en la capital de Uruguay, Montevideo, a donde me fui a vivir a una residencia de estudiantes con 17 años. La ilusión de irme a “la capital” estuvo siempre latente en mí. A diferencia de muchos de mis compañeros de clase que sufrían con la “partida” a Montevideo, yo siempre estaba pensando en ese último día de clases de bachillerato y la partida a esa gran “aventura”.

Mi primera formación en Montevideo fue en el área de hotelería. No tenía claro qué quería estudiar, solo sabía que lo que estudiara tenía que estar relacionado con viajar y con conocer nuevas culturas y nuevas lenguas (los idiomas siempre me apasionaron). Luego estudié «Relaciones Laborales» con el afán de abrirme a cualquier área laboral y finalmente «Traductorado Público de Portugués».

Puedo decir que la experiencia en Montevideo me hizo cambiar totalmente, aprender muchísimo y ser quien soy hoy.

Luego de insertarme laboralmente, tuve la suerte de empezar a emprender mis primeros viajes por Latinoamérica.

Conocí México, sus playas soñadas (hasta hoy no me puedo olvidar el color del agua turquesa), y la Pirámide de Chichén Itzá.

En Chile me enamoré de Santiago, de los cerros, de las casitas de colores y la magia de Valparaíso.

En Brasil encontré mi ciudad soñada: Salvador de Bahía. Todo en esa ciudad me hace sentir que es uno de mis lugares en el mundo… sus olores, su gente y sobretodo su música. Salvador tiene una energía tan especial ligada a mis raíces, que hizo que volviera a visitarla varias veces, y obviamente…me hice adicta a su carnaval, donde hice varios amigos.

Algunos años después, pude recorrer algunos países de Europa y creo que eso fue solo el comienzo de esta aventura viajera que siento que recién está comenzando…

Madrid me hizo sentir como en Montevideo y me encantó perderme en sus calles y terrazas llenas de gente. En Barcelona quedé paralizada cuando levanté la cabeza y vi la Iglesia de la Sagrada Familia ¡no podía creer ver tanta belleza en un solo lugar!

París me hizo sentirme como en una película y los días que estuve no fueron suficientes para recorrer esa ciudad mágica, llena de callecitas imperdibles.

En Amsterdam conocí amigos de México y de Chile y prometí volver para recorrer en bici una vez más el Vondelpark.

Berlín: palabras mayores. Una de mis ciudades en el mundo. No me puedo olvidar de la tarde en la feria de Mauerpark y del recorrido por los refugios subterráneos de la Guerra Fría.

De Lisboa no puedo decir más que cosas espectaculares. Es una ciudad a la que volvería mil veces porque todo en ella es increíble (sobre todo los “Pastéis de Belém” y el nostálgico «fado»).

Mi próximo destino se acerca en muy poquito tiempo: Irlanda.
Es una de las culturas que más me apasiona y no tengo dudas que va a ser mi segundo hogar por algún tiempo.

A todos los que aún no se animaron y tienen la oportunidad, les digo que viajen y que conozcan lugares que queden grabados en su retina, déjense sorprender con cotidianidades de otras culturas, charlen, conozcan gente, vivan experiencias que los enriquezcan.

El mundo es tan grande y diverso para quedarse en un solo lugar que creo que no me dará la vida para recorrerlo…

Gracias @vaga_mundo_travellers por permitirme conjugar en un solo trabajo todo lo que amo hacer.

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