Cuando hablamos de «Europa» como un todo, si pensamos en visados, lo primero que tenemos que conocer es qué países están dentro del «Espacio Schengen» y cuáles no.

Es la zona compuesta por 26 países de Europa que decidieron crear una zona común de libre tránsito y circulación y sin restricciones de personas, bienes, servicios y capital, en armonía con unas normas comunes de control de fronteras exteriores.
Así se crean 3 posibilidades:
– Países que componen Europa y el Espacio Schengen.
– Países que no son parte de Europa pero sí del Espacio Schengen.
– Países que son parte de Unión Europa pero no son parte del Espacio Schengen.


La importancia y diferencia de esto radica en los diferentes PERMISOS DE VISADO para cada uno de estos países o espacios.
Por ejemplo, ser TURISTA en Europa y alrededores, nos permite estar hasta 90 días en los países del Espacio Schengen, más otros 90 días en los países como Irlanda que son parte de Europa pero no del Espacio y otros 90 días o más en los países como UK que no son parte ni de Europa ni del Espacio Schengen.
Con esta visa podemos recorrer pero NO TRABAJAR, legalmente siquiera podríamos hacerlo de modo voluntario, con programas como Workaway.
También hay otros estilos de visado, que cada vez son más populares como las Work and Holidays o Work and Travel, que si bien mucha gente las confunde y piensan que son lo mismo, ¡no lo son!

La VISA de trabajo y vacaciones es una especie de permiso de residencia, acordado entre los gobiernos de los países, que nos permite a les viajeres trabajar legalmente en otro país y así poder financiar nuestro viaje. Lo que se busca con estos acuerdos es fomentar el turismo y las relaciones entre esos dos países. Suelen tener un año de duración y algunos países ofrecen la posibilidad de extenderlas un tiempo más.
Como todo, tenemos los «pros» y «contras» de cada visa, esta tiene de bueno que si te sale (son cupos limitados), te podes ir sin más a trabajar. Las dificultades radican en que muchas veces son difíciles de obtener y algunas más que otras, o que tienen requisitos como la edad (suelen ser para menores de 30 años), o aplicar en fechas del año específicas, tener que tener una carrera universitaria como es el caso de Australia, etc.

Estos programas son organizados por agencias de turismo o intercambio como Vaga-Mundo que, en general, ofrecen paquetes de estudio/trabajo y vacaciones en diferentes países.
Para poder hacer un Work and Travel program se tiene que tramitar la VISA que corresponda, que puede ser de Turista si se elige hacer un curso de inglés, por ejemplo de hasta 12 semanas, o una Work and Study visa, si se quiere hacer un curso más largo y que nos permita trabajar.

Irlanda es uno de los más elegidos por las facilidades del visado ya que no hay que esperar plazos para aplicar y ¡podes viajar cuando quieras! No hay límite de edad ni se requiere que tengas un buen nivel de inglés previo, y si te gusta el destino y te querés quedar más podés hacerlo hasta 2 años aprendiendo inglés y hasta 5 más con cursos universitarios con los que incluso luego podés hacer prácticas rentadas y pasar a una Work Permit Visa. Y porque nos ofrece aprender inglés mientras lo hacemos y trabajamos en uno de los países con mejor sueldo de la Unión Europea, ¡pero no es el único!
A la hermosa Isla de Malta también se puede ir a aprender inglés, sin trámite de visado previo ¡y con posibilidad de comenzar a trabajar a partir de los 90 días!
Otros países como Francia también brinda esa posibilidad para estudiar francés y trabajar en un programa bastante parecido al de Irlanda, mientras que otros países como España o Alemania, lo hacen siempre y cuando lo que se estudie sean carreras universitarias o de postgrados.
Fuera de Europa, Australia y Nueva Zelanda también ofrecen Programas Work and Study, tanto para aprender inglés como para hacer carreras universitarias o especializaciones. Lo que sin duda es lo mejor de estos destinos son sus paisajes y el clima, pero lo malo es que son destinos algo más caros en los valores de los cursos y que requieren visa previa, con requisitos como la edad y una solvencia económica mayor que los destinos que veíamos antes.

Si se cuenta con ciudadanía de cualquiera de los Estados miembros de la Unión Europea no se requiere ningún visado para ingresar, permanecer, estudiar o trabajar en cualquiera de los Estados miembros de la UE que, como ya vimos, son diferentes de los que componen el Espacio Schengen, que sólo refiere al libre tránsito entre países, pero no hay que confundirlo con la Unión de Estados que poseen acuerdos en otros aspectos como es el laboral.
Así que, para venir a vivir y radicarse en cualquiera de estos países, en este caso no se requiere tener pasaje de salida, ni seguro de salud, ni contratar un curso con cierta duración, ni dar un examen final o venir con cierta solvencia económica, que son requisitos únicamente para las visas.
Pero… ¡OJO! que sólo es posible para países miembros de la UE, y no debemos olvidar que por ejemplo UK ya no lo es, y tampoco lo son Islandia, Noruega o Suiza, y para vivir en estos países se va a requerir un permiso especial, como ser una Work Permit Visa.
Las Work Permit son sin dudas las visas más deseadas pero también las más difíciles de conseguir. Son muy buenas ya que si se obtienen tu empleador te tramita un visado que hace posible que viajes vos y tu familia! Claro que esto no es fácil de obtener, sino que para lograrlo tenemos que tener algún plus que ofrecer que no tenga ninguna persona local y por eso la empresa nos quiera a nosotres y se tome el trabajo de tramitar una visa para poder tenernos. Normalmente se consigue para carreras como IT, algunas ingenierías, etc. y cada país suele tener su lista de profesiones que necesitan.
¿Es fácil quedarse a vivir y tramitar una Ciudadanía Europea?
Depende de cada país y sus mecanismos de nacionalización, pero en países como Irlanda por ejemplo, si se consigue un trabajo que te patrocine y tramite la Work Permit Visa de la que hablábamos antes, podes trabajar hasta 4 años con esa visa y luego sacar la residencia y ciudadanía irlandesa.
Lo mismo sucede si estás en pareja con alguien que tenga ciudadanía europea de reagrupación familiar, ya sea por casamiento y también por convivencia.
Por último, si tienen algún ascendiente italiano, irlandés, portugués o de algún otro país que reconoce el lazo de sangre, pueden buscar los documentos necesarios que lo acrediten y tramitar su reconocimiento como descendientes para obtener la ciudadanía europea por consanguinidad. En casos como Italia, por ejemplo, no hay límites y ¡se puede incluso si sos séptima generación o más!